martes, 15 de noviembre de 2011

Teatro efimero

En esta ocasión quiero presentar la obra que realizan desde el colectivo terrón.

Personalmente me parece impresionante y precioso lo que se puede llegar a conseguir con tan solo una sábana, tierra y muchas ganas.

Que disfrutéis.


Si os ha gustado, podréis seguirlos en youtube como "tierra efímera"

jueves, 10 de noviembre de 2011

Cuanto cuesta mi jardín

Todo el mundo sabe (o puede imaginarse) el valor, o cómo se determina, de un frutal o una cepa y sabrá que se determinará en función de su producción, del tamaño, la variedad... pero, ¿sabríamos decir cuánto cuesta esa palmera que tengo en mi jardín que tanto me gusta o ese árbol del parque donde juego con mi hijos que me da una sombra tan maravillosa? Sobre todo, cuando aquellos beneficios que puede ser para unos, puede ser un inconveniente para otros (produce una sombra maravillosa y me evita un cáncer de piel, vs la sombra me molesta y no puedo tumbarme al sol).
 
En esta ocasión vamos a hablar de la Norma Granada: hablar de esta Norma es hablar de un procedimiento ya clásico de valoración de árboles y arbustos ornamentales.
 
Esta Norma o metodología nos permite saber el valor económico de un único individuo vegetal en el mercado cuando es insustituible. ¿Que quiere decir esto? Pues que no hay otro como él, y por tanto, no sabemos cuanto cuesta en el mercado otro similar.
 
-Tú tienes un olivo en tu jardín y yo he visto otro en una rotonda el otro día, valdrán parecido.
-¿Seguro?
 
Hay que tener en cuenta muchos factores y según esos factores puede que valgan lo mismo o no. Hay que procurar ser lo mas objetivo posible y aunque cada tasador pueda aplicar su propio leal saber o entender y refrendarse en la Norma Granada puede ser una gran forma de defender lo dicho. De todas formas es muy difícil ser muy preciso, ya que hay factores que salen de nuestro conocimiento y que afectarán al valor real como pueden ser:
  • La demanda real de aquel "producto", el árbol.
  • Los gastos de producción, entendidos como aquello que deberemos gastar para conseguir un ejemplar igual al que tasamos.
  • Los precios de venta del mercado, incluidos los márgenes comerciales aplicados general o excepcionalmente (coyunturas del mercado en el momento de tasar el árbol).
  • La calidad como una medida relativa del precio de las cosas.
  • El uso que se hace de los árboles y los espacios que tasamos.
  • La localización y los gastos de transporte si es necesario desde el vivero productor, que puede estar incluso en otros continentes.
  • La funcionalidad y los valores artísticos del ejemplar, los catálogos de árboles, las reglamentaciones locales, comarcales o nacionales.
  • La escasez o rareza del árbol, entendida como una dificultad para encontrar un posible substituto.
  • El clima y condiciones especiales de cultivo.
  • La transplantabilidad. No todos sobreviven al ser transplantados.
Y estos aspectos pueden verse alterados por tendencias externas y por los beneficios / perjuicios que causan (su poda se usa como leña vs las flores atraen a insectos)
 
Según la Norma Granada, el valor final de tasación de los árboles ornamentales se determina según un valor básico y su estado sanitario, es decir, si está libre o no de plagas o enfermedades. Luego, todo esto se multiplica por un coeficiente que se obtiene por unas tablas que según unos factores intrínsecos (vida útil) y otros extrínsecos que se valoran de 0 a 2,5.
 
Vt = (Vb + Els)(1 + Eli + Ele)
Donde:
Vt = valor final
Vb = valor básico
Els = estado sanitario
Eli = factores intrínsecos
Ele = factores extrínsecos
 
El valor básico (Vb) se obtiene de multiplicar el valor característico de ese árbol en vivero en un tamaño comercializado por un factor multiplicador definida por la curva de Richard tabulada en la propia Norma.
 
Para llegar a lo que hemos visto, ha sido gracias al fruto del trabajo y estudio de diversos especialistas en valoración y arboricultura, auspiciado por la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos y editada en 1990, y una primera revisión publicada en 1999 que han aportado un nuevo concepto en la valoración de árboles ornamentales. La Norma Granada no es de uso exclusivo en el estado Español, sino que puede y debería servir como referente en otros países. Ofrece, un nuevo método como novedad mundial para el cálculo de los daños parciales a las raíces y al tronco de los árboles, además de una propuesta para la valoración de palmeras, desconocida hasta hoy.
 
Queda pendiente para futuras revisiones el estudio de la valoración global de parques y jardines y muy especialmente, encontrar un sistema que nos permita conocer mediante la aplicación de una fórmula, cuando un árbol adulto está en fase de senectud, aunque la aportación de los nuevos sistemas correctores ha solucionado largamente el problema que aparecía en la primera edición y nos permite pensar en una muy larga vida de esta segunda revisión.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Breve historia del tractor agrícola

Se denomina así esta máquina porque es la que desarrolla tracción sobre otras. El tractor agrícola es una de las máquinas más completas que se han desarrollado. Puede desplazarse como vehículo todoterreno desenvolviéndose con soltura tanto dentro como fuera las vías públicas; es capaz de tirar, empujar y poner en funcionamiento otras máquinas, además de arrastrar remolques.
El origen se remonta a plena revolución industrial en que las locomóviles, mediante un motor de vapor son capaces de accionar máquinas estacionarias o arrastrar arados mediante un cable en sentido alternativo.

Posteriormente, y con la llegada del motor de combustión, su desarrollo a lo largo de todo el siglo XX ha sido imparable.
A principios del XX se desarrolló el arado-tractor que es una máquina en el que el motor va situado sobre un eje delantero motriz y en el propio bastidor iban incluidos los cuerpos de arado. La dirección correspondía a única rueda trasera que circulaba por el propio surco realizado.
Posteriormente en 1917, en plena I Guerra Mundial, Henry Ford (ya famoso por el diseño de sus automóviles) desarrolló el Fordson obteniendo un gran éxito y consolidándolo tal y como lo conocemos hoy.

Los motores diesel en tractores fue introducido por Cassani en 1924 y fue en la década de los 30 cuando se consolidó como motor principal en el uso de la maquinaria agrícola.
En 1932 se sustituyeron las ruedas metálicas por cubiertas de goma permitiéndolo circular por vías asfaltadas para el trasporte por carretera.
El acoplamiento de los aperos se perfeccionó hasta ser como hoy día en el año 1934 permitiendo el enganche de todo tipo de aperos suspendidos y la aplicación de las tomas de energía mediante circuitos hidráulicos se remonta a 1935, pero hasta después de la II Guerra Mundial y tras la demostración de utilidad en los vehículos militares no se generalizó su uso e instalación.
Sin embargo, no fue hasta la década de los 70 cuando se introdujo la doble tracción, permitiendo un aumento de fuerza y agarre al suelo de hasta el 35% con respecto a los de tracción simple, pero hasta 1982 no se desarrolló un sistema amplio de giro para las ruedas delanteras.
En materia de seguridad, no fue hasta 1975 cuando se empiezan a utilizar las cabinas de seguridad disminuyendo a su vez el nivel de ruido.
A partir de este momento y con el desarrollo de la tecnología, el tractor ha pasado a ser un instrumento de trabajo difícil de manejar a poseer una sofisticación muy superior que la mayoría de los modelos de automóviles que conocemos en la actualidad. Esto ha sido posible gracias a la introducción de la suspensión en cabina, puesto de conducción ergonómica y adaptable al conductor con un elevado nivel de confort (equipos de sonido y climatización, ordenador de abordo…), acoplamiento automático de aperos, numerosos controles electrónicos, conducción por GPS, etc.
En la última década del siglo XX, se desarrolló el sistema de trasmisión continua CVT que proporciona una gama infinitas de velocidades dejando atrás las complicadas transmisiones que podrían llegar a tener más de 60 velocidades.
Además de esto, en los países más desarrollados, ha cambiado totalmente el sistema de producir estos vehículos, sustituyendo la fabricación en cadena de sistemas de montaje por una fabricación individualizada en función de las necesidades y utilización del cliente.
El futuro que se nos plantea son máquinas con mayor versatilidad, y por tanto, mayor capacidad de trabajo, nuevos motores más eficientes que disminuyen el consumo y el CO2 liberado a la atmósfera, sistemas de propulsión híbrida o motores de hidrógeno. Todo por un futuro más limpio.